Al dedillo & a la letra.

Resuelto contra una esquina del lado opuesto del prisma,
rememoraba el artista, hojeando escenas y cintas sobre un
tintero de rimas. Una revista leía, una de esas que avisan la
tempestad con consignas, la realidad en noticias al filo del
mediodía. La viva verdad, la ruda mentira, la neutralidad
sin par y la vocación sin poesía. Y la desdicha de enunciar
entre comillas, que la gloria representa a la hipocresía.

- ¿Cómo hacen la hormigas para dirigirse en filas todas detrás
de la última, sin que ninguna se aflija, si su columna es la quinta?

- Y preguntó a quienes le oían: ‒ ¿quién les dicta…?

¿Quién no ha atrapado una lagrima secándola mientras
resbala sobre la tez de su cara sonrojada? ¿Quién no ha llamado
a distancia para en presente escuchar a quien más ama si le
falta? ¿Quién no ha pintado de gracia el marco de su ventana
abierta al drama? ¿Quién no ha lavado sus sabanas si se ha
orinado en la cama? ¿Quién no ha cambiado las aguas de su
pecera infectada? ¿Quién no ha besado al llorarla derramada?

¿Y quién no ha dicho abracadabra a las puertas de una trampa?

Y a la historia y semejanzas de las frases que idolatran la
esperanza con cuadraturas sin fallas, se unió la voz de la
nada gritando desde sus entrañas. ¿Quién no ha rogado con
ansias por un destino con sabia? ¿Quién no ha irrigado sus
plantas para que florezcan las semillas enterradas? La calle
llena de estampas manifiesta decadencia y amalgamas; y las
sensaciones más raras nos atrasan, considerando canallas.

‒ ¿Qué le ha pasado al mañana, que se ha quedado sin casa?

- Alzó la vista, pasó a otra página, mordió la espina en su
corbata y dijo basta; la profesión sin poesía no trabaja…

‒ ¡Pues al dedillo y a la letra, solo en esta existe el alba!

- Y el amor nunca hace falta, porque lo justo no se acaba.

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